jueves, 9 de junio de 2011

Goce y circulación

"Su cuerpo hinchado se mantenía unido
únicamente por las ropas de seda"
Sebald: Los anillos de Saturno

1- ¿Por qué charlan los borrachos? ¿Acaso entienden lo que dice el otro? ¿Acaso importa? Al final: ¿por qué charlan los borrachos?
Barthes, en El susurro del lenguaje, en el capítulo “Lectura de Brillant Savarin”, plantea “...considerar la comunicación como un goce y no como una función”.
Vale una aclaración: Barthes en textos posteriores diferencia el goce del placer, siendo el primero inefable y una pérdida del sí mismo. Así, prefiero hablar de la comunicación como un placer.
Hace tiempo que escucho acusaciones hacia la comunicación mediada por internet: se la considera infructuosa, vacía, carente de contenidos relevantes, redundante: puro “chusmerío”. Precisamente en este “vaciamiento del signo” a través de la banalidad de los temas está la potencia de esta comunicación: una vuelta al placer puro, al placer primigenio de la charla por la charla misma.
Vaciamiento en cuanto el significado de lo que se dice se dispersa ante la focalización en la acción de decir: el significante se prioriza dejando un signo vacío. El vacío de la forma.
El contenido se deja de lado para focalizarse en el placer.
Intento de resistencia en contra de una comunicación funcional, de una comunicación de la separación.
El intento es mínimo, íntimo, “de la pequeñez de un gesto”, un guiño, una caricia esquiva.
Entonces, la función comunicativa desaparece, se relega.
La respuesta del otro compensa el esfuerzo de escribirle, sin importar lo que se escriba. Sólo el hecho de que lo haga es importante.
La comunicación no está en el contenido. Tampoco en la forma. Está en el placer de comunicarse.

4- Una de las características más importantes del dinero, que de hecho justifica su propia existencia, es la circulación. Sin circulación no hay dinero: se llega hasta producir una pérdida de la materialidad (movimiento de capital en bancos, a través de cuentas, donde se dice que el dinero “está”). Esta circulación, irónicamente, le da su condición de efímero: la plata va y viene –nunca se queda. Se podría pensar que el ahorro es un estancamiento, una detención, pero es sólo movimiento en potencia: se ahorra para gastar más.
(De hecho, hoy, ¿quién ahorra?)
Ahora bien, toda la internet justifica su existencia a partir de la circulación. La metáfora “net” nace precisamente de la interconexión. Interconexión que precede y es precedida por la circulación. No existe una sin la otra.
“Net” como imagen para entender su propio funcionamiento. Sólo es una metáfora.
Red de interconexiones, pero también red como soporte, red de contención ante el vacío de imágenes.
Pero acaso el dinero, ¿no es metáfora? ¿No es traducción?
Y la información que circula, ¿no es metáfora? ¿No es traducción?
Circulación de información entre usuarios (o, al menos, una potencialidad de circulación), que, contrariamente a lo que sucede con el dinero, le quita el carácter de efímera: no desaparece a menos que sea borrada. Se necesita una acción específica de deleteo, sino esta permanece –circulando.

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